El 17 de septiembre se conmemora el día del profesor,
en memoria de la muerte de José Manuel
Estrada, quien falleció precisamente ese día del año de mil ochocientos
noventa y siete.
José Manuel Estrada se destacó tanto por la fortaleza de
su vida moral y ética, como por los logros que sus ideas alcanzaron.
Desde muy joven, Estrada colaboró
en diferentes periódicos juveniles y cuando tenía 22 años fue proclamado como
“el primer escritor del país” por su libro “Comuneros del Paraguay”.
Fue profesor del Colegio Nacional y de la Universidad de Buenos Aires. En 1882, fundó el diario “La Unión”,
desde donde defendió la necesidad de lograr la unidad nacional, bajo los
ideales de la Iglesia Católica.[1]
Poseedor de una oratoria
brillante, Estrada supo cómo cautivar a los jóvenes en la cátedra de Historia
Argentina.
Sello postal argentino de 1942. Conmemora el centenario del nacimiento de José Manuel Estrada, que tuvo lugar el 13 de julio de 1842 |
En octubre de 1865 el director de
Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, Luis José de la Peña, lo convocó para
dictar un curso de Historia argentina en la nueva Escuela Normal de Profesores
que funcionaba en una habitación de la Escuela de Catedral al Norte. Estrada diseñó un curso de 30 lecciones en
dos conferencias nocturnas públicas por semana: inmediatamente captó el interés
de los vecinos ilustrados ya que en ese momento no era común que se estudiara
la Historia del país.
En 1868, dado el éxito de sus
cursos, publicó el libro Lecciones de
Historia Argentina, en el que se incluyen 21 de las 30 lecciones, desde la
conquista hasta el gobierno de Rosas: más de la mitad de ellas tratan el
período anterior a la Revolución de Mayo.
Estrada afirmaba que la dignidad humana era intrínseca de todas las
personas, y que el origen de esta dignidad residía en el orden natural. Él
ubicaba a la ley moral como principio indispensable para cualquier orden
jurídico justo: «ninguna legislación política ni ningún acto colectivo en las mil
situaciones históricas de la humanidad, puede disminuir la estabilidad y la
eficiencia de la ley moral”.
Durante siglos, aquellas que
tuvieron inquietudes intelectuales, científicas o simplemente deseos de saber,
tuvieron que conformarse con el aprendizaje autodidacta, o la ayuda de alguna persona
que las acercara al conocimiento.
En Argentina más del 90% de los
maestros primarios son mujeres.
“La experiencia ha demostrado efectivamente que la mujer es el mejor de
los maestros, porque es más perseverante en la dedicación a la enseñanza”…..Nicolás Avellaneda
Este tipo de apreciaciones, en consonancia con el marco cultural de la
época, hicieron de la docencia una actividad predominantemente femenina. Entre 1874 y 1921 se graduaron
2626 maestras y solo 504 maestros varones, una proporción que se
volvió aún más desigual con el correr de los años debido a la permanencia de
estereotipos fuertemente consolidados.[2]
Entre algunas de las educadoras mujeres más influyentes de los siglos XIX y
XX en Argentina podemos mencionar a:
Matilde
Filgueiras: creadora del guardapolvo blanco usado por los escolares en nuestro país.
Juana
Elena Blanco: una de las primeras
graduadas en la Escuela Normal de Rosario. A poco de recibirse comenzó a
ejercer la docencia en ambientes económicamente precarios, lo que le sugirió la
idea de crear una institución de socorro a la niñez y por ello creó, el 25 de
septiembre de 1905, la "Sociedad Protectora de la Infancia Desvalida"
que tenía como fin alejar al niño de toda influencia que pudiera afectar
negativamente su conducta.
Josefina
Passadori: autora de numerosas obras, entre ellas los manuales
escolares Manual del Alumno con los que se educaron numerosas generaciones de
argentinos.
Ángela
Peralta Pino: fue una docente argentina sin título que durante 22
años combatió el analfabetismo en los quebrachales del norte santafesino
trasladándose en un vagón de tren (la «escuela rodante»).
Clotilde González de Fernández: considerada pionera de la
educación en Misiones, ya que fue quien tomó la iniciativa de gestionar las
primeras escuelas secundarias medias del por entonces Territorio Nacional de Misiones, entre otras.
La formación de talentos humanos en
correspondencia a las nuevas corrientes de pensamiento y avances tecnológicos,
representan un permanente desafío para los docentes quienes, aunado a la
función de llevar el conocimiento, deben fortalecer su condición de sujetos
realizadores de eticidad con el fin
de contribuir a través de su praxis a reconfigurar
la acción de aprender, desaprender y reaprender saberes necesarios y pertinentes.[3]
[3] http://vipiagendauniversitaria.blogspot.com.ar/2009/12/felicitaciones-los-profesores-en-su-dia.html.
Recuperado 13.09.16
Nota: Por Ley Moral se entiende el conjunto de preceptos que Dios ha promulgado para que, con su cumplimiento, la criatura racional alcance su fin último sobrenatural; «regla y medida de los actos humanos» (Santo Tomás, 5. Th. 1-11, q.90, a. 1).
No aparece en el mundo físico inanimado, pues está completamente sometido a la necesidad física y tampoco se encuentra en el mundo animal irracional, por que los animales actúan naturalmente por instintos. Autor: Sada Fernández R. La Ley Moral
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