El IAA fue fundado el 17 de abril de 1951, y hasta hace muy poco tiempo, sus equipos de trabajo estaban diseminados en
universidades y museos.
El ministro de Ciencia, Lino Barañao;
se refirió a la mirada que solía tenerse sobre la investigación en la
Antártida y explicó que esa visión ha cambiado en los últimos años.
"Es
muy importante que la Argentina asuma la misión de llevar adelante
investigaciones científicas relacionadas con el cambio climático y que pueda
salvaguardar a su vez al continente blanco", subrayó.[1]
La F.A.A. tiene como misión,
respecto a ésta tarea: alcanzar y mantener la capacidad logística y técnica que
permita brindar apoyo a las actividades de investigación científica de
instituciones nacionales, extranjeras e internacionales que se realicen en el
continente antártico.
Con una base, que lleva el nombre de uno de los pioneros de la Fuerza Aérea en las operaciones Antárticas, el Vicecomodoro Gustavo Marambio, fue fundada el 29 de octubre de 1969. La acción del arma en la zona se remonta al 1º de diciembre de 1951, cuando un avión Avro Lincoln designado "Cruz del Sur", al mando del Vicecomodoro Marambio, atraviesa el temible Pasaje de Drake y se interna en el Continente Blanco para efectuar lanzamiento de elementos de supervivencia en la Base General San Martín. Siguieron a este vuelo otros de reconocimiento, exploración, glaciológicos, búsqueda y rescate, fotografía, apoyo a la navegación, traslado de cargas y evacuación. Vendría luego la creación de la Base Aérea Teniente Matienzo y los vuelos transpolares para unir nuestro país con Oceanía.
La posibilidad de quebrar el aislamiento de las bases antárticas argentinas instaladas en el sector, llevó a tomar la decisión de localizar un lugar apto para construir una pista de aterrizaje que permitiera operar aviones con tren convencional de ruedas. A fines de julio de 1969 comenzaron las tareas de reconocimiento que llevaron a elegir la meseta como asentamiento de la Base Aérea.[2]
Con una base, que lleva el nombre de uno de los pioneros de la Fuerza Aérea en las operaciones Antárticas, el Vicecomodoro Gustavo Marambio, fue fundada el 29 de octubre de 1969. La acción del arma en la zona se remonta al 1º de diciembre de 1951, cuando un avión Avro Lincoln designado "Cruz del Sur", al mando del Vicecomodoro Marambio, atraviesa el temible Pasaje de Drake y se interna en el Continente Blanco para efectuar lanzamiento de elementos de supervivencia en la Base General San Martín. Siguieron a este vuelo otros de reconocimiento, exploración, glaciológicos, búsqueda y rescate, fotografía, apoyo a la navegación, traslado de cargas y evacuación. Vendría luego la creación de la Base Aérea Teniente Matienzo y los vuelos transpolares para unir nuestro país con Oceanía.
La posibilidad de quebrar el aislamiento de las bases antárticas argentinas instaladas en el sector, llevó a tomar la decisión de localizar un lugar apto para construir una pista de aterrizaje que permitiera operar aviones con tren convencional de ruedas. A fines de julio de 1969 comenzaron las tareas de reconocimiento que llevaron a elegir la meseta como asentamiento de la Base Aérea.[2]
Con el paso del tiempo y la
incorporación de las mujeres en la
Fuerza Aérea,
Se fueron adiestrando destacadas mujeres, entre ellas: la primera mujer que anevizó en la
Antártida: Teniente Mariela Santamaría, cumpliendo funciones de enlace y
abastecimiento logístico entre las bases antárticas.
Teniente Santamaría. Escuadrón Aguila |
La Teniente, Mariela Santamaría, teniendo tan solo 27 años, fue
destinada a la Base Marambio y protagonizó un hecho histórico; que es el realizar el primer anevizaje en Jubany y
Esperanza llevando provisiones para las bases y encomiendas para el personal.
Es la primera mujer piloto de su escuadrón y la segunda piloto de la
Fuerza Aérea Argentina, que en el año 2011 cumplió la campaña antártica de
tres/ cuatro meses. Su destino principal estaba fijado en la base de Comodoro
Rivadavia.
Entre otras cosas la Teniente, Mariela Santamaría comentó que la convivencia en la base fue amena y la dotación: excelente, que fue posible trabajar en equipo” y añadió que
como experiencia profesional fue muy enriquecedora.[3]
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