El 4 de marzo de 1997, se lleva a cabo la
ceremonia de iniciación del año militar en la Escuela de Suboficiales de la
Fuerza Aérea. Ingresan las primeras treinta y cuatro aspirantes femeninas
que podrán especializarse en Mecánica de Instrumental. Electrónica,
Comunicaciones y Fotografía Aérea.[1]
Hacemos mención a éste acontecimiento, ya que el camino hacia la igualdad de
género no es una meta tecnocrática: es un proceso político.
Requiere un
nuevo modo de pensar, en el cual los estereotipos sobre mujeres y varones
dejen lugar a una nueva filosofía que reconozca a todas las personas, independientemente
de su sexo, como agentes imprescindibles para el cambio”. [2]
El propósito de la ESFA es, brindar a la juventud argentina, un centro de
Formación Militar que, además de capacitarlos técnicamente, inculque los
preceptos Sanmartinianos y el amor y defensa de la Patria.[3]
Así, en los primeros días del mes de febrero,
se hace la incorporación de “Candidatos” a “Aspirantes” en dicha Escuela.
El marco jurídico del país coloca
a la Argentina en una situación óptima para fortalecer sus instituciones y
adelantar políticas que, desde los distintos sectores y en cada una de las
jurisdicciones del territorio nacional, persigan la eliminación de todas las
formas de discriminación contra las mujeres.
En efecto, como ya se ha
mencionado, a partir de la reforma
constitucional del año 1994, Argentina otorgó rango constitucional a la
Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer (cedaw) y a otros tratados internacionales que promueven la igualdad
de género y los derechos humanos.
Los tratados internacionales
cumplen una función relevante ya que consagran nuevos derechos y garantías que
el Estado argentino debe promover y proteger.[4]
La participación de mujeres y varones en condiciones de igualdad es una
cuestión de máxima relevancia con implicancias cuantitativas y cualitativas.
Alcanzar este resultado supone,
entonces, la equiparación de la participación de las mujeres en los diferentes
espacios de decisión política y social, a nivel nacional, provincial y
municipal.
Dicha estrategia presupone el desarrollo y consolidación de
las capacidades de las mujeres para su efectiva intervención en la agenda
de políticas públicas, de las capacidades de los hombres para mejorar sus
niveles de permeabilidad frente a este cambio cultural y de mecanismos
específicos que garanticen la “paridad participativa”.
Vale decir, se reconoce que el acceso de las mujeres a estos nuevos espacios es un
paso imprescindible, pero que per se no asegura su incidencia en la
agenda pública ni la inclusión de problemas relacionados con las desigualdades de
género. Por este motivo es que requiere de acciones específicas.[5]
Los materiales de comunicación institucional –sitio web, folletería institucional,
documentos disertaciones y presentaciones institucionales, entre otros– se
elaboran con éste enfoque, para
contribuir en la transversalización del mismo. En ese sentido, el presente artículo, está pensando en la misma dirección, al
rememorar a aquellas primeras aspirantes femeninas ingresantes a la ESCUELA DE
SUBOFICIALES DE LA FUERZA AÉREA ARGENTINA.
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