miércoles, 25 de noviembre de 2020

Violencia y género como temas separados?


S.A.Alejandra Ludueña. Lic.Susana Moreno
Las relaciones de género pueden ser definidas como los modos en que la cultura asigna funciones y responsabilidades a las mujeres y a los varones, lo que determina los modos de acceder a recursos materiales (tierras o créditos) o a recursos intangibles como es por ejemplo, el poder político.

No es posible trabajar la violencia y el género como temas separados, porque en la vida cotidiana son problemáticas que surgen en relación.
Y es en esa forma integral e integrada como tienen que trabajarse.

Para promover el buen trato y las relaciones de equidad entre los sexos es indispensable analizar acerca de  los estereotipos de varón y de mujer presentes en nuestra cultura.

Es necesario trabajar en forma mancomunada e interdisciplinaria para abordar de manera integral la problemática de la violencia, que tiene su raíz en el imaginario de cómo debería actuar cada persona según su sexo y las relaciones de inequidad que encarnan un reparto desigual de tareas tanto en el ámbito público como en el privado.

La educación formal y el campo educativo en general conforman un espacio clave para incluir la reflexión transversal sobre los valores sociales que generan la violencia, para incluir la promoción del buen trato y la equidad de género.

Si revisamos el proceso por el cual la violencia hacia las mujeres se convirtió en un problema social y político hay que señalar el rol del movimiento de mujeres, que introdujo el tema, analizar la dinámica entre el estado y las organizaciones de mujeres y también el rol de las organizaciones internacionales.[1]

Para construir políticas públicas hacia la transformación social, debemos estar dispuestas y dispuestos a interpelarnos como sujetos y  como sociedad. Indagar en lo más profundo de nuestra persona para  desnaturalizar nociones y prácticas sociales que reproducen las opresiones de género.

Es necesario reconocer que vivimos una cultura profundamente desigual que le cuesta asumir que el problema de la inequidad de género es un problema fundante de la inequidad social.
Hay formas de violencia toleradas y legitimadas socialmente, hay sujetos a quiénes se les atribuye históricamente el derecho de ejercer la violencia y hay destinatarias y destinatarios históricos de esa violencia.[2]

En la actualidad estamos en una etapa de ampliación de la  comprensión de la violencia de género, superando la sectorización de  la década pasada y planteando la necesidad de intervenciones más  complejas, que requieren abordajes interdisciplinarios e interinstitucionales.



1 comentario:

  1. Buena publicación, ello ayuda a quienes padecen y no se animan a denunciar. Todo aquello que se pueda hacer por el prójimo enaltece a la humanidad.

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